Este particular insecto parece traernos siempre próximo a las vísperas festivas, a los que amamos este lugar, un mensaje de esperanza para cada localidad de esta Comarca que pareciera aun no encontrar el camino. Una luciérnaga no alumbra todo su camino, pero todas las luciérnagas estrellan una noche.
Cada año que pasa, se renuevan las generaciones de luciérnagas con su mensaje, junto a los esfuerzos desinteresados pero aislados de personas por un presente / futuro mejor. Como un tácito acuerdo, cuando unas luciérnagas se encienden las otras se apagan. Cuando se apaga un pensamiento se enciende el otro para que no te quedes a oscuras. El sapo se traga la luciérnaga pero no queda iluminado. Los pensamientos del sabio se apagan en el buche del tonto.
Ideas y pensamientos de crecimiento armónico y respetuoso por la naturaleza que nos regala su majestuosidad, vuelan esperando un eco que los aplique, sin encontrar respuesta. Los pensamientos son como las luciérnagas, mientras vuelan en libertad iluminan toda la noche, si las aprisionas se apagan.
Pero cada expresión de luz en la oscuridad, genera la reacción de quienes quieren mantener esa carencia de luz para no ser vistos y expuestos tal como son. La luciérnaga que prende su luz se arriesga a ser descubierta y devorada por sus enemigos; así le sucede al hombre que se anima a decir en voz alta su propio pensamiento.
Y terminan sucumbiendo en el desgaste y perjuicio personal, por intentar encender la luz del esfuerzo común de los demás. Cuando es de día las luciérnagas duermen apagadas; El hombre sabio calla lo que piensa cuando es inútil decirlo.
Porque saben que mientras más personas sumen su esfuerzo, menos costara realizar el sueño de un lugar único por su naturaleza, y será aun mas difícil ocultar las incomodas verdades. Si todos los animales noctámbulos iluminaran como la luciérnaga, se acabarían las noches. Si todos los hombres iluminaran con su propia luz, viviríamos con menos oscuridad.
Aunque siempre haya personas de alta alcurnia económica o social, que se destaquen como lideres con ello, sin tener sus propias ideas o los principios más básicos de capacidad o sentido común. Hay hombres que son como las luciérnagas: iluminan con su propia luz, intermitente y pequeña; y hay hombres que son como la luna: brillan con luz fuerte y constante pero ajena. No desprecies la luz de la luciérnaga porque es un insecto pequeño; ni dejes de valorar lo que piensa un hombre, porque no tiene títulos ni dinero.
Pero siempre como todos los años, las luciérnagas seguirán haciéndose presentes, trayendo su mensaje y renovando la esperanza a todas las personas que crean desde lo más profundo de su corazón, que se puede vivir en un mundo mejor. Anímate a ser como la luciérnaga, y descubrirás que en tu vida hay un poco de luz para iluminar a los otros.
Sergio Norberto Marto. Sierra de la Ventana